To listen to audio on Rock Paper Scissors you'll need to Get the Flash Player

Sample Track 1:
"Taita Guaranguito" from Jolgorio
Sample Track 2:
"Jolgorio-Guaranguito" from Jolgorio
Sample Track 3:
"De Espana" from Jolgorio
Buy Recording:
Jolgorio
Buy mp3's:
click here
Layer 2
Ritmo sabroso para una presentación histórica

Click Here to go back.
La Opinion, Ritmo sabroso para una presentación histórica >>

Tras una carrera de 33 años que los ha llevado a innumerables escenarios de América Latina, México y Europa, los integrantes de Perú Negro, una de las más celebradas agrupaciones de canto y baile en el mundo entero, debutaron en Estados Unidos.

Fue una presentación histórica, no sólo porque el Royce Hall de la UCLA lució completamente lleno, con un público que delataba diferentes procedencias étnicas y culturales, sino porque era la primera vez que Perú Negro visitaba este país.

Se trató también de una de las escasas ocasiones, a lo largo de los últimos años, en que una agrupación procedente del país andino actuaba en un escenario norteamericano tan importante, y no en aquellos locales especialmente diseñados para recibir a la comunidad peruana.

La ausencia más grande fue la de Ronaldo Campos, figura legendaria de la música tradicional latina y descendiente de los esclavos negros del Perú. Campos, quien creó el grupo en 1969, falleció recientemente en Lima sin ver cumplido su sueño de actuar en la Unión Americana. Pero los que estuvieron en el estrado, miembros de la tercera generación del conjunto, hicieron honor al legado del patriarca, aunque Perú Negro no está conformado únicamente por integrantes de la familia Campos, sí tiene un estrecho vínculo con ésta, ya que sus miembros están siempre relacionados por lazos de sangre o de muy estrecha amistad. De hecho, los más jóvenes son los bailarines Eder Campos (16) y Emma Valdivia (13), nietos del recordado fundador.

Según Raúl Valdivia, representante de Perú Negro, una de las razones para que el conjunto no se hubiera presentado hasta entonces en estas tierras era que los organizadores de eventos locales no les ofrecían traer al elenco completo (22 personas).

"Nunca nos hemos desesperado por venir aquí", señaló Dávila en los bastidores. "Somos financieramente pobres, pero tenemos una gran riqueza cultural".DANZA NON SANTALo que se ofreció la noche del jueves fue un espectáculo cuidadosamente preparado en el que, a diferencia de un concierto tradicional, no hubo comunicación verbal con el público, pero sí un fluido intercambio rítmico y el empleo de un sentido del humor que se traducía en las bromas que se realizaban en medio de las coreografías creadas por Ronaldo Campos.

En realidad, los actos de danza fueron más sorprendentes que los estrictamente musicales, debido al extraordinario nivel de los bailarines, dotados de una riqueza técnica y física encomiable. Uno de los momentos más impactantes del show se dio a poco de empezar, cuando, siguiendo un ritmo repetitivo e hipnótico creado por los cajones y las congas, los bailarines dieron rienda suelta a un "afro" endemoniado con el que revelaron sus orígenes tribales. Poseído por el espíritu del baile, en un movimiento frenético que terminó a ras del suelo, el joven José Durand ofreció uno de los solos de danza más memorables de la velada.

No resulta extraño que los españoles que colonizaron el Perú y esclavizaron a los negros que llegaron de Africa se sintieran profundamente perturbados y ofendidos por unos movimientos tan seductores pero tan ajenos a la conservadora tradición cristiana.

La parte musical se dividió entre alegres incitaciones al baile como Arriba Perú Negro y Tuve covando; proclamas de orgullo racial como Negro por siempre, y reclamos ante la discriminación como el célebre Toro mata y De España, una brillante y poco conocida composición del poeta César Calvo ("de España llegó Cristo/ pero también el patrón"), interpretada con gran emotividad por la cantante Silvia del Río.

Cabe señalar que no todos los participantes pertenecían estrictamente a la raza negra, empezando por la citada vocalista y por Mónica Dueñas, quien se encargó también de las voces principales y que, además de exhibir un gran dominio de su garganta, mostró grandes talentos para el baile y una innata coquetería.

Junto al cajonero Marcos Napa, con 20 años de carrera en la agrupación, Dueñas es la integrante más antigua de Perú Negro, y su plena incorporación a la familia Campos se trasluce en el hecho de que es la madre del adolescente Eder. Fuera de la presencia de diferentes coros, lo que sí se extrañó quizás fue la presencia de un vocalista masculino que le otorgara otros timbres a algunas de las canciones.

Cajoneo y zapateo

Uno de los momentos más divertidos del show se dio cuando Williams Nicasio dejó momentáneamente de lado sus congas para disfrazarse de anciano y fungir de maestro de baile en una escena donde los bailarines y bailarinas se enfrascaron en una suerte de duelo dancístico que, más allá de mostrarse como una abierta competencia, los presentó inmersos en el más puro de los gozos. Y esa fue la esencia de la presentación: con la excepción del guitarrista Frank Pérez y del bajista Juan Castro, quienes se mantuvieron en una esquina dedicados a sus instrumentos, el resto del elenco (5 bailarinas, 5 bailarines, 4 percusionistas y 2 vocalistas) se entregó con visible entusiasmo a la faena. No resulta por lo tanto gratuito que uno de los subgéneros de la música afroperuana lleve como nombre "festejo".

Asimismo, la actuación incluyó una espectacular secuencia de "zapateo", complicado baile en el que se incorporan diferentes partes del cuerpo y cuya exigencia física es notable. Estuvo antecedida por un acto de "cajoneo" iniciado por el talentoso Marcos Napa y seguido por ocho cajoneros más, en un segmento que, esta vez sí, tuvo un claro sabor a desafío, aunque estuvo siempre matizado por toques de comedia.

Si bien los movimientos más enérgicos le correspondieron a los varones, las bailarinas ganaron claro protagonismo en dos ocasiones: durante la interpretación de Landó (una danza sensual y primitiva que dio origen a géneros tan tradicionales como la marinera y la zamacueca) y Zamba malató, que representó las arduas labores que llevaban a cabo sus antecesoras durante la época de la esclavitud, y que las mostró ataviadas con llamativos trajes de lavanderas, llevando unas bateas que se transformaron en parte misma de la coreografía.

Lo de Perú Negro fue histórico porque logró romper un prejuicio ampliamente difundido en el universo artístico: que la única música peruana con difusión y aceptación internacional es la andina. El Royce Hall se llenó con rostros de diferentes colores y procedencias, todos entusiastas y satisfechos, sobre todo los de los integrantes de la comunidad afroamericana, que se dejaron seducir por los ritmos de una agrupación surgida en la lejanía geográfica pero con un origen común y evidente: el continente africano. Y es que, en mayor o menor medida, la misma sangre parece correr en todas nuestras venas.

 05/06/02
Click Here to go back.