Los embajadores culturales de Perú traen música y bailes negros a San Francisco

El pulso de la cultura africana ha sido vigoroso en Perú desde hace siglos. Sin embargo, hasta hace poco tiempo, las audiencias del mundo reconocían la música andina y las tradiciones indígenas como las únicas representantes del país latinoamericano.

Fue hasta 1969 que la riqueza de este legado latente se hizo evidente con la creación de Perú Negro.

La agrupación de danza y bailes del folklore afroperuano celebra sus 35 años de existencia con el lanzamiento de su disco compacto Jolgorio y con una gira por 12 ciudades de Estados Unidos.

El público del Área de la Bahía tendrá la rara oportunidad de disfrutar un colorido y vibrante espectáculo donde las percusiones destacan este sábado 31 en el Centro Yerba Buena para las Artes Escénicas en San Francisco.

"Lo que presentamos son las costumbres de los negros peruanos, del sur de Perú", dice Rony Campos, de 39 años, director artístico del grupo en entrevista telefónica desde Lima. Esto es "lo que los negros esclavos dejaron, lo que nuestros abuelos nos enseñaron."

A diferencia de países como Brasil y Cuba, la herencia cultural negra en Perú no era bien conocida hasta hace muy recientemente. La tradición se mantenía viva a través de algunos ancianos practicaban la música y bailes africanos en privado.

Esta particularidad se debe en parte a que los españoles prohibieron que los esclavos usaran tambores en Perú en 1700, esto hizo que los trasplantados de África hicieran música con lo que estuviera a la mano. Así, el modesto cajón de madera, la cajita de limosna y la quijada de burro se convirtieron en los instrumentos tradicionales de la música afroperuana. La tradición se lleva en la sangre, dice Campos.

"Yo nací con la música por dentro", asegura. "Desde muy pequeño toqué el cajón y pisé las tablas. Para mi padre el grupo era su vida y yo crecí con eso."

El padre de Campos, Ronaldo, es una figura legendaria por ser el fundador de Perú Negro y crear patrones rítmicos en el cajón que ahora a estilos musicales típicamente afroperuanos.

Fue Ronaldo Campos padre, y varios otros músicos, historiadores y artistas quienes empezaron a investigar, recrear y difundir las tradiciones de sus ancestros, lo que provocó un verdadero renacimiento del folklore africano-peruano durante los años 50s y 70s. Unas décadas después, cobra cada vez más popularidad y reconocimiento en el mundo.

Raíces negras

Perú Negro fue el grupo que dio sentido y nombre a esas manifestaciones dispersas que se encontraban principalmente en la costa y sur del país, hasta convertirse oficialmente en "tesoro nacional ". Hoy en día la música y coreografías del grupo son interpretadas por casi todas las compañías de danza folklórica del país sudamericano. Entre los bailes tradicionales destacan el landó, el festejo y la zamba malató.

Para asegurarse que la tradición siga, se creó Perú Negrito un semillero de talento joven.

El rescate y recreación de las tradiciones negras fueron necesarios además porque los esclavos negros que llegaron a Perú provenían de diversas regiones de África y no tenían una cohesión tan fuerte como la que se desarrolló en otros países, dicen los expertos.

Campos dice que su disco compacto Jolgorio se hizo "no sólo para dar a conocer la música, sino también para que hiciera bailar y ¡qué pique los pies para moverse!"

Además, el director artístico de la compañía que trae a 22 miembros al Área de la Bahía promete presentar un verdadero espectáculo.

"Tenemos a bailarines jóvenes con muchas ganas de bailar, que lo hacen con alegría, con habilidad", dice Campos. ¡Cómo se mueven, cómo gozan, todo eso se transmite al público."

Dentro y fuera del escenario, fuertes lazos de sangre conectan a los integrantes de Perú Negro. Entre los miembros de la familia están la madre y hermana de Campos, quienes son directoras de vestuario; su esposa Mónica, que es una de las vocalistas; y su hijo Eder y su sobrina Emma Valdivia, que son bailarines.

"El grupo siempre se ha caracterizado por ser familia... Mi padre me decía que el grupo nunca tenía que morir", dice Campos.