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Sample Track 1:
"La Danza del Millonario" from Canibalismo
Sample Track 2:
"La Plata (en mi carrito de lata)" from Canibalismo
Sample Track 3:
"The Ride of the Valkyries" from Canibalismo
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Interview/Feature

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Entrevista con Olivier Conan, vocalista y fundador de CHICHA LIBRE (esta noche en L.A.)

Texto: Sergio Burstein

Hoy es el día de lanzamiento de “Canibalismo”, la segunda producción de Chicha Libre, y el hecho se celebra con un animado concierto en el club The Bootleg (2220 Beverly Boulevard Los Angeles, CA 90057), donde participará también La Chamba, otra banda de intereses artísticos semejantes.

Por si todavía no lo saben, la ‘chicha’ que practican ambas agrupaciones es una vertiente de la cumbia gestada y popularizada en el Perú, donde ha pasado en los últimos años de ser un fenómeno centrado en las clases populares a ser bailado en las reuniones de los más acaudalados. Chicha Libre no tiene entre sus filas a ningún peruano, pero su líder, el francés Olivier Conan, es no sólo un entusiasta seguidor de esta clase de música, sino también uno que, a través de su propio sello discográfico, Barbès, lo ha apoyado activamente al lanzar varios recopilatorios de sus artistas más emblemáticos.

Tras debutar hace unos cuatro años en los bares de Brooklyn, el conjunto estadounidense logró grabar una primera placa, “¡Sonido Amazónico!” (2008), en el que las composiciones propias se combinaban con ‘covers’ de piezas ajenas. “Canibalismo” es un trabajo mucho más personal y original que, sin embargo, no deja de lado el aprecio por las raíces de un género que parece tener un brillante futuro, como nos lo contó Conan durante la fructífera conversación telefónica que sostuvo con MANGANZON hace unas cuantas horas.

Chicha Libre es básicamente una banda ‘anglo’ que reinterpreta una versión peruana de la cumbia, y aunque este nuevo disco cuenta con varios invitados especiales, todos parecen tener también apellidos ‘gringos’. ¿Están tratando entonces de mantener una visión “extranjera” sobre este fenómeno?

A estas alturas, no estamos tratando realmente de sonar de un modo específico; nuestra banda tiene ya una mezcla de todo, porque está conformada por dos americanos, dos franceses, una persona de México y otra de Venezuela, lo que nos da muchos colores distintos.

Pero, de todos modos, los agradecimientos del CD mencionan a varios iconos de la chicha, como los integrantes de Los Shapis y José Luis Carballo, fundador de La Nueva Crema, el grupo del emblemático Chacalón.

Claro; no grabaron nada en el disco, pero hemos tocado con ellos y los admiramos mucho. No los mencionamos para lucir más auténticos, sino porque, aunque no somos de allí, hacer esta música nos relaciona definitivamente con su mundo.

El nombre del grupo indicaría que hacen “chicha”, un término que para algunos es ahora sinónimo de ‘cumbia peruana’, pero que para algunos representa una vertiente de los 80 que tenía sus propias características, distintas a la cumbia peruana de los 60 y 70, que parece ser el estilo que ustedes practican. ¿Estás consciente de eso?

Sí, porque he estudiado mucho esta música. Cuando hice la primera compilación, la llamé intencionalmente “The Roots of Chicha” [2007] para indicar que se refería a algo anterior a 1981 y la salida de Los Shapis. Pero creo que, en retrospectiva, se ha vuelto más conveniente identificar a toda la cumbia peruana como chicha, y ésa es una idea compartida por muchos, incluso por Jaime Moreira [de Los Shapis], porque la palabra ‘cumbia’ es reconocida normalmente como el estilo colombiano, con el que el peruano no tiene mucho en común, ya que posee una identidad muy fuerte. Creo que los que rechazan más el término son los que tocaban durante los primeros años y estaban más metidos en el sonido amazónico.

Los últimos tiempos han sido testigos en el Perú de una suerte de renacimiento post-modernista de este estilo, con la aparición de Bareto; pero, antes de eso, la chicha era algo exclusivo de los sectores populares.

Cuando fui a Lima en el 2004, casi nadie se interesaba en ella, aparte de los mayores; pero, poco a poco, se fue dando un resurgimiento muy fuerte, y Bareto, que se hizo muy conocido después de la salida de “The Roots of Chicha”, fue una parte importante de ello, porque muchos querían escribir sobre la música y necesitaban una excusa para hacerlo.

¿Crees que algunos se treparon simplemente al coche de lo que tú desataste con tu primera recopilación?

Lo que creo es que “The Roots of Chicha” jugó un papel importante en el renacimiento, pero que tuvo que ver con una necesidad que se encontraba ya en ciertos medios culturales, y que necesitaba de un motivo para explotar. Que un ‘gringo’ sacara algo así fue el detonante, pero vino de la mano con un nuevo interés que se estaba gestando.

La mayor parte de las canciones del nuevo álbum han sido creadas por ti. ¿Te resulta difícil hacer letras en español, pese a que las tuyas son bastante simples?

Mi español es limitado, lo que no es necesariamente malo cuando tratas de escribir música pop, que es por naturaleza simple. De todos modos, nunca hablo mi lengua original, que es el francés, porque vivo en Nueva York desde hace diez años. Eso sí: trato en lo posible de no hacer entrevistas en español si se hacen a través del teléfono.

Musicalmente, este álbum explora muchos más terrenos que el anterior; el tema “El carnicero de Chicago”, por ejemplo, tiene un ritmo que va por un rumbo inusual.

Sí; es boogaloo. En Perú también hay bandas de cumbia que lo usaron, del mismo modo en que usaron la salsa y otros ritmos a mediados de los 70. Creo de hecho que el término ‘chicha’ se refiere más a una vibra que a un estilo. La idea del nombre de nuestro disco, “Canibalismo”, alude justamente a eso, porque además de resultar provocativo, se refiere a comer descaradamente del plato del vecino, como lo ha hecho el pop en el mundo entero y como ocurrió en la misma época en Sudamérica con la cumbia peruana y con el movimiento Tropicalia de Brasil. El hecho de que el segundo se volviera famoso en todos lados y la primera no resulta muy significativo en el plano social, y tiene probablemente que ver con que no fue inicialmente practicada ni aceptada por la clase media.

Las nuevas canciones de Chicha Libre tienen fuertes huellas psicodélicas; ¿eres un promotor de las sustancias alucinógenas?

Me gusta esa clase de música y la influencia que puede ejercer en nosotros en términos sonoros, pero no puedo hablar mucho del asunto en otros términos, porque mi experiencia personal [con las sustancias] ha sido muy limitada. Me interesa mucho el impacto cultural que han tenido, claro.

El álbum contiene también una versión muy alegre de “The Ride of the Valkyries”, una pieza clásica de Richard Wagner que se ha identificado tradicionalmente con causas controvertidas, porque estuvo no sólo en una escena de “Apocalyse Now” en la que los estadounidenses arrasan con un pueblo vietnamita, sino también en la banda sonora original de “The Birth of a Nation”, durante una escena que aparentemente glorifica al Ku Klux Klan.

¿Sí? No sabía eso; “The Birth of a Nation” es una cinta muda, por lo que se le ocurrió quizás a algún pianista [hacer algo así]. Nosotros la elegimos porque la idea era usar algo que fuera radicalmente distinto a la cumbia, y esto era lo suficientemente épico y alemán como para adecuarse a los requisitos.

He leído que Chicha Libre se presentó en el Perú durante el 2011; ¿ha sido la única vez?

Sí; Los Shapis tocaron dos canciones con nosotros, y fue muy divertido. Pero sólo ofrecimos un concierto y fue en un club de Miraflores, lo que no nos hizo sentir demasiado emocionados, porque era obviamente un lugar de “pitucos” [ricos] que no se adecua mucho al espíritu de esta música. Hubo gente del mundo de la chicha a la que no le gustó el detalle. De todos modos, el gran apoyo que nos dieron Jaime y Chapulín compensó de algún modo la decepción. Mi sueño sería ir a tocar al Cono Corte, pero no sé si le gustaría a la gente de allá; en todo caso, me gustaría que fuera algo compartido con Los Shapis.

Me imagino que los jóvenes son mucho más receptivos a lo que ustedes hacen que los seguidores de la vieja guardia, a los que no les gusta que se toquen los estilos antiguos de manera distinta. ¿Cómo sintieron que fue la reacción de allá ante su grupo?

Perú es un lugar muy complicado; no sé en qué posición estamos. Es probablemente el país con una mayor división social de todos los que he visitado, y eso explica por qué la chicha no se volvió popular en su momento. Allá, lo del 1% es mucho más acentuado; hasta se podría hablar de un O.1%. Tengo la impresión de que los ricos entienden mejor lo que hacemos por su exposición a la música extranjera, sobre todo estadounidense y británica, pero no estoy seguro de que deban ser nuestros espectadores principales, porque lo que hacemos finalmente es un tributo a una música que tenía una fuerte carga social. El problema es que no sé si lo que hacemos le gustaría a otra audiencia. De todos modos, aunque nos odien, quiero tratar [risas].

Estabas produciendo un documental sobre Ranil, un legendario músico de cumbia de la selva peruana, que se iba a llamar “Our Man in Iquitos”. ¿Qué pasó con eso?

Está casi terminado, pero me acerqué a este proceso de un modo muy inocente, cuando hacer películas no es nada fácil. No pudimos regresar todas las veces que quisimos para reencontrarnos con Ranil, pero creo que ya estamos en la fase final. Estar en Iquitos fue maravilloso, porque además de conocer a Ranil, tuvimos la oportunidad de estar con Los Wemblers, una de las grandes bandas de la cumbia amazónica. Fue una experiencia enormemente gratificante en el plano personal, sea cual sea el resultado de la película. Más que ser sobre la música, es sobre este sujeto, que es un personaje increíble, y que llegó a presentarse en la contienda electoral por la alcaldía.

¿Tienes planes para sacar más recopilatorios, como “The Roots of Chicha” y “Masters of Chicha”, cuyo primer volumen estuvo completamente dedicado a Juaneco y su Combo?

Desafortunadamente, no por el momento, porque perdí mucho dinero con el segundo volumen [de “The Roots”]. La gente ya no está comprando discos compactos. La idea de “Masters” era hacer una serie, pero me pasó lo mismo que con la otra. Conseguir los derechos de autor resultó más difícil de lo que había pensado. Pero hay otras personas que están haciendo esto, como Masstrópicas, de Massachusetts, que ha sacado varias selecciones interesantes en vinilo, incluyendo una de Ranil.

Esta noche tocas con La Chamba, una banda de chicha de Los Angeles que no tiene tampoco integrantes peruanos, sino que está conformada por descendientes de centroamericanos y mexicanos.

Creo que mucha gente latina se está dando cuenta de que la chicha es el eslabón perdido entre la música tropical y el rock, y estoy seguro de que la chicha ha ejercido una fuerte influencia en algunas bandas mexicanas, aunque sus integrantes no se hayan dado cuenta hasta ahora de su verdadero origen. Sé que también hay gente en Tucson que lo está haciendo, y que la comenzó a tocar debido a que “The Roots of Chicha” le permitió descubrir las bondades de una psicodelia latina que no sabían que existía.

 05/08/12 >> go there
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